Los métodos para estudiar la medida del paisaje están cambiando. Hoy la geoinformación y los entornos digitales redirigen el problema patrimonial hacia el conocimiento espacio-temporal del hecho cultural, sea material o inmaterial. Y es evidente que la actual tecnología digital influye en la percepción territorial del contexto patrimonial. ¿Cómo define la imagen del territorio sobre las huellas de su construcción histórica? ¿Cuáles son los avances a disposición de la documentación del paisaje y qué desafíos introducen?
La geoinformación es ya un recurso de uso generalizado entre técnicos e investigadores de patrimonio.1 Permite desarrollar mapas y modelos que describen de modo novedoso la forma del espacio geográfico y sus dinámicas, por ejemplo mediante la masiva georreferenciación de elementos patrimoniales y su vinculación a factores ambientales o socio-económicos.2 Pero también permite elaborar otros mapas y modelos que describen el espacio geográfico en «su vertiente metafórica, como la inmaterialidad, en cuanto a significados simbólicos hipercodificados o su perceptibilidad como paisaje».3 Es decir, no sólo la materialidad cambiante del paisaje físico puede ser mapeada o modelada, sino que aspectos como el legado oral y su pertinencia evocadora en el contexto patrimonial también pueden ser estudiados desde un punto de vista espacio-temporal gracias a la geoinformación.
Por otro lado, los instrumentos y técnicas del ámbito geoinformático, y de la geociencia en general, introducen nuevos desafíos metodológicos en el tratamiento de la escala, el tiempo y la imagen de los paisajes. Los equipos de escaneo láser, por ejemplo, proporcionan una captura de datos 3D muy rápida y extraordinariamente precisa, mientras que los sistemas de mapeo móvil aumentan significativamente la velocidad de escaneo y la cobertura de detalle de las nubes de puntos.4 Como ha mostrado Steve Burrows en Escaneando el pasado, convenientemente tratadas estas tecnologías ayudan a responder preguntas pendientes, al modo de la investigación sobre la construcción de la ciudadela de Machu Picchu en relación a su ubicación, sus andenerías y su gestión del agua.5 Y evidencia también su gran repercusión en las tareas de interpretación y difusión del patrimonio mediante visualizaciones dinámicas e interactivas.
Hoy en día, la mayor accesibilidad de la tecnología y los métodos geoespaciales abre un nuevo panorama de datos y presenta «una oportunidad crítica para las políticas de preservación, al ser cada vez más viable analizar ciertos efectos a largo plazo y considerar criterios actualmente no incluidos en los marcos de toma de decisiones».6 Parece entonces oportuno reflexionar sobre qué cambios trae la documentación digital respecto a los métodos tradicionales. También discutir cuáles son los instrumentos y las técnicas más adecuadas para recopilar y gestionar documentación exhaustiva de los paisajes en modelos 3D/4D, bases de datos e imágenes de alta precisión. En ese sentido, la conversación podría valorar cuáles serían las fases de implementación de modelos digitales en tareas de conservación, intervención y gestión de los paisajes patrimoniales. También qué papel corresponderá a entornos digitales del tipo del internet de las cosas (IoT), datos masivos (BigData), aprendizaje profundo (Deep Learning), gemelos digitales (Digital Twins), Blockchain e Inteligencia Artificial.