Hay consenso en el objetivo de formar especialistas universitarios en paisaje a través de planes docentes transdisciplinares. El propio Convenio Europeo del Paisaje hace referencia explícita a esa tarea. Sin embargo la mayoría de los cursos universitarios son todavía marcadamente disciplinares, dificultando el entendimiento del paisaje como realidad compleja. ¿Cuál es la conceptualización contemporánea del paisaje sobre la que queremos enseñar en el ámbito universitario y cómo proponemos hacerlo?
«¿Debería haber una investigación y una enseñanza explícitas y autónomas del paisaje?».1 La pregunta la lanzó Eduardo Martínez de Pisón en un ensayo de 2012 donde expresaba su pesar porque la enseñanza de paisaje en las universidades españolas es escasa y se ejerce de modo diferente y desconectado en las materias de diversas titulaciones. La cuestión había adquirido actualidad con la aprobación del Convenio Europeo del Paisaje, cuando se crearon redes europeas de universidades para discutir sobre los estudios de paisaje en la educación superior.2 El informe Tuning Landscape Architecture Education in Europe, un marco de referencia, señala a tal efecto que la complejidad del paisaje como área temática tiene su reflejo en una diversidad de enfoques en la enseñanza y ve en ello una riqueza que debe servir de base para el desarrollo coordinado de especializaciones.3
El profesor Darío Gazapo había planteado otra pregunta en 2008: «¿desde dónde se construye el paisaje?».4 Su interrogante precedía a la tentativa por diseñar una especialización en paisaje en la Escuela de Arquitectura de Madrid y aventuraba el beneficio de la contaminación mutua entre posiciones científicas, humanísticas, tecnológicas, políticas y artísticas. Hoy la experiencia nos confirma que la enseñanza del paisaje posee un posicionamiento único para el enfoque transdisciplinar, en el sentido de que el propio ámbito en el que opera es inherentemente multidisciplinar y multidimensional.5 De hecho, se ha aceptado que «el conocimiento y la comprensión holísticos de la naturaleza del paisaje» son competencias básicas del especialista en paisaje.6
En un contexto académico de ausencia de especialización pero valiosa coexistencia de voces, parece apropiado contrastar visiones sobre el futuro de la enseñanza entre disciplinas comprometidas con el paisaje. Uno de los principales retos es ligar el conocimiento científico y el conocimiento artístico y humanístico con el fin de favorecer el pensamiento crítico.7 La discusión también podría valorar cuáles deben ser las estrategias docentes y los objetivos profesionales para responder a los desafíos ambientales y sociales contemporáneos desde la integración de conocimientos en un cruce de disciplinas.